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Incompatiblidad de RH
04/12/2017
Algunas de nuestras parejas tienen dudas sobre la posible incompatibilidad entre el tipo de sangre del futuro padre, la donante de óvulos, la gestante y la del bebé, ya que han oído que en algunas ocasiones es necesario administrar una vacuna para evitarla. Intentaremos explicar el por qué se produce la llamada incompatibilidad de RH, en qué casos existe riesgo y cuándo está indicado su profilaxis o prevención.
Nuestro grupo sanguíneo viene determinado por nuestra herencia genética, es decir, es el resultado de la combinación de los genes que recibimos de nuestro padre y nuestra madre. Cada ser humano presenta un grupo sanguíneo que se clasifica con una letra y un RH.
Las células rojas de la sangre, los hematíes o glóbulos rojos, presentan en su parte externa unas proteínas a modo de identificación, como documento de identidad. Según las proteínas que se encuentren en su parte externa se clasificarán en distintos grupos: hematíes del grupo A (si expresan un tipo de proteínas); hematíes del grupo B (si expresan el otro tipo de proteínas); del grupo AB (si expresan ambas proteínas identificativas); o del grupo 0 (si no expresan ninguna de estas proteínas).
Por otro lado, además de estas proteínas identificativas, en las membranas de los hematíes se encuentran o no otras sustancias proteicas que corresponden al RH. Cuando estas proteínas se encuentran en la membrana se clasificarán como hematíes con RH positivo, y, por el contrario, presentarán un RH negativo cuando no aparezcan en su membrana.
El secreto está en los anticuerpos
Según el grupo que tengamos (A, B, AB o 0) nuestro organismo va a presentar anticuerpos, es decir células protectoras contra el resto de las proteínas que se pueden expresar en la sangre, pero que nosotros no expresamos. De este modo una mujer con un grupo sanguíneo embarazada de un feto con otro grupo sanguíneo puede generar anticuerpos contra los glóbulos rojos del bebé. Aunque esto es un hecho extraordinario y no suele producir problemas.
Pero por el contrario, la producción de anticuerpos ocurre de forma más potente en el caso de la incompatibilidad de RH. Las mujeres con RH negativo son aquellas que pueden generar anticuerpos contra los fetos con RH positivo. Son estos casos los que se deben de controlar con mayor cercanía, previniendo la generación de anticuerpos.
Para que se produzcan estos anticuerpos contra el RH fetal debe existir contacto entre la sangre de la gestante y la fetal. De forma natural, existe lo que los médicos denominamos barrera placentaria que está formada por unos complejos sistemas que evitan que la sangre de la gestante y la fetal se pongan en contacto íntimo durante el embarazo. Pero esta barrera se rompe en situaciones en las que la alteramos, como son cuando se realizan procedimientos invasivos (como amniocentesis o biopsia corial), cuando se producen sangrados durante la gestación, o en el momento concreto del parto.
En los casos en los que se produce este contacto, el sistema defensivo de la gestante puede activarse y comenzar a producir anticuerpos contra la sangre fetal que tardan un tiempo en construirse. Estos anticuerpos no tendrán la oportunidad de afectar a los glóbulos rojos del feto del que se han generado por una escasez de tiempo. Pero existe una "memoria inmunológica" por la que ante un futuro contacto con una sangre con RH positivo va a generar una producción de anticuerpos mucho más rápida y que van a poder afectar al feto en un futro embarazo.
Es lo que ocurre y lo que se explica en la consulta a las mujeres gestantes. No se producirá un perjuicio en este embarazo, sino en los futuros.
Las vacunas que contienen gamma-globulina anti D van orientadas a prevenir que el contacto entre los anticuerpos maternos y fetales activen el sistema de producción de anticuerpos de la gestante y evitar así que se generen y puedan actuar en futuros embarazos.
Hoy en día, en cualquier país desarrollado, se tiene en cuenta el RH de la gestante y el bebé, administrando de manera rutinaria la vacuna que evitará que haya cualquier problema.